En la tarde llevabas el olor a musgo húmedo: era todo el ropaje. Entonces cosechabas los pájaros en el cielo que sembrabas con el canto, y estaba preparada en mi mano la flor que restauraría tus labios. Estaba mi dedo dibujando atardeceres en tu espalda Estaba mi dedo pulsando en tus muslos las melodías mansas … Sigue leyendo Astucias de un colibrí